2018, sin reproches


Ni las doce campanadas ni el primer brindis van a hacer desaparecer lo malo ni lograran transformarlo todo en positivo.

Fue el año en que:
  • Recuperé el criterio para fijarme en lo verdaderamente importante e ignorar lo que no merece la pena.
  • Defendí mis derechos y expresé mis opiniones desde el respeto, gané seguridad en mi misma, y cuando no tenía nada que aportar, me mantuve en silencio.
  • Regresé al mercado laboral.
  • Volví a llorar (mucho) de risa, de impotencia y para desahogar.
  • Disfrute de la buena compañía y aprendí a hacerlo de la soledad.
  • Recorrí kilómetros, por devoción y obligación.
  • Paseé por la playa bajo el sol, resguardada por un paraguas y entre la niebla, y además me senté a ver atardecer, salté olas, recogí conchas.
  • Me seguí emocionando con libros, canciones ...
Tienes suerte 2018 porque al final la memoria es selectiva y si no lo es, haremos lo posible por ayudarla. Sin reproches.


Jólabókaflóðið, inundación navideña de libros

De casi imposible pronunciación, no hay mejor tradición navideña: regalar libros, leer y tomar chocolate caliente. ¡Estos islandeses si que saben!



Instagram 2018, mucho más que un best nine

La cuenta de instagram durante 2018 ha estado menos activa, sigue siendo más de paisajes, y ha ido la mayor parte del tiempo en diferido, sobreviviendo a base de archivo.
No recuerdo si fue la mamina quien me dijo aquello de que mi perfil era como una sucesión de postales, de paisajes, pero tenía toda la razón. Intento controlar más o menos lo que publico, evitar exponer a conocidos y desconocidos, procuro pensar bien lo que enseño y lo que cuento, aunque como se supone que la gente no siempre lee los pies de fotos, con el teclado me dejo ir un poco más que con las fotos.
Lo del directo y el diferido, era algo que ya estaba ahí. Me da un poco de cosa, llámalo vergüenza, llámalo equis, dejar constancia de donde/como/y con quien estoy en cada momento en directo. ¡Qué de buenos momentos vividos y no compartidos!
En este 2018 he reducido el tiempo que paso con el teléfono en la mano, eso es lo que me dice cada domingo, pero reconozco que no es mérito propio, que es porque no puedo hacerlo más, porque de momento no hemos tenido noticias de que Zuckenberg quiera pagar parte de mi sueldo. Cada vez puedo hacer menos comunidad, pero ¡ay, es que a veces eso de hacer comunidad, dependiendo de quien venga me supera, lo confieso!.
Paso más tiempo en las Stories que en las galerías, porque es más rápido, porque puedes echarle un ojo en el ascensor o esperando en la pescadería, y sigo aplicando mi política de corazoncitos.  
En fin, que mi relación con Instagram ha madurado y la mayor parte del tiempo nos seguimos cayendo bien, a veces nos enfadamos y nos tomamos un tiempo para volver a divertirnos juntos, y a veces, hago lo que todo el mundo, por ejemplo: el Best Nine, que es lo que más les ha gustado a otros, por lo que debería llamarse The Most Likes.

Vitoria en cuatro fotos, y sólo dos son postales de nieve, no podía ser de otra forma en Siberia Gasteiz. 
Muy muy importante, el 8 de marzo de 2018 donde sigo pensando que vivimos un día histórico, y el 21 de junio cuando descubrimos que no siempre estamos de acuerdo con la justicia. Al 2018 nadie podrá negarle que ha sido el año más feminista hasta el momento.
El Cantábrico, me quedaría siempre frente a él.
Libros, porque me acompañan todos los meses, y ese Lee y deja leer.
Un recuerdo a nuestro último refugio en Copenhague y nuestro agradecimiento más grande.
Y una foto que habla de nosotros.

Lee lo que te gusta - Noviembre

Puff... pocas novedades, me sigo administrando mal el tiempo libre, quiero seguir  haciendo las mismas cosas y como no lo consigo, pierdo aún más tiempo flagelándome porque no llego o autocastigándome por el tiempo desaprovechado meses atrás. 

Escribo pero no encuentro tiempo para pensar en las fotos (¡Si hubiese logrado poner orden! ¡Es mi gran asignatura pendiente!), así que voy acumulando post, porque... ¿para qué publicar si ahora dicen que la gente sólo lee pies de foto en Instagram? Si lo que está de moda son los podcast. 
Podría despedirme o dejar de actualizar y aquí no ha pasado nada.
Pero yo sigo leyendo blogs, aunque escuche podcast, y éste nunca nació con grandes expectativas, así que no me voy... ¿A donde me voy a ir, si todavía estoy cansada de las últimas mudanzas?
Sobre las lecturas. Se me amontonan títulos en listas, libros en la mesilla de noche y en la cesta de pendientes del salón, hago los que puedo y mantengo esa regla esencial de leer por placer sólo lo que me gusta. 
Lo positivo de esta situación es que intento estar muy segura antes de abrir la primera hoja, me obligo a ser más selectiva, y sobre todo realista, así que huyo de libros grandes y si puedo elijo lecturas que se puedan disfrutar a trozos, nadie dijo que los buenos libros tuvieran que ser más pesados que un brick de leche. 
Estoy en esa etapa, igual en un dos meses cambio, pero ahora mismo es lo que hay.



Del color de la leche, Nell Leyshon

En noviembre releí una de mis mejores lecturas de julio 2016 , gracias al club de lectura de Mara Mara, así que repasé las notas de aquella primera lectura y decididamente es un libro que volvería a recomendar. 
Me había gustado mucho aquella primera vez, también en aquel club de lectura virtual los comentarios habían sido mayoritariamente positivos hacia un libro duro en el que todas estábamos de acuerdo en el gran trabajo de la autora. 
Esta vez la lectura compartida me ha llevado a reflexionar más en cada uno de los personajes, a intentar comprender a Mary y a realizar un análisis que casi me hizo redescubrir el libro. 
Así que, si aquella primera vez no seguiste mi consejo, vuelvo de nuevo aquí a intentarlo: ¡tienes que leerlo!
Por cierto, abro paréntesis: dos clubs de lectura y sólo mujeres, ¿leemos más o leemos distinto? 


La retornada, Donatella di PietraAntonio

La retornada, no vuelve voluntariamente, la devuelven. 
Devolver a una hija, ¿por qué? Descubrir a otra madre, la biologica, y preguntarte ¿qué te hace ser madre? ¿qué es la maternidad? ¿cómo acostumbrarte a la nada cuando vienes de tenerlo todo? ¿cómo sobrevivir buscando la respuesta a una situación que nadie se ha parado a explicarte?
Ella tiene dos tablas de salvación: Adriana y la educación, los libros, las clases, la oportunidad de volver a la vida anterior o simplemente a otra vida porque quizás la que dejó atrás es difícil de recuperar, resulta difícil hacerse un hueco en el lugar del que te echaron aunque conserves tu habitación porque llega un momento en que más que el retorno sentirá el abandono.
Recomendabilísimo!!



El cielo según Google, Marta Carnicero

Una recomendación de mis libreras, que estaba segura iba a ser un acierto.
De nuevo un libro de relaciones familiares, sobre las verdades y mentiras que comparten y que esconden, sobre un deseo, la maternidad, sobre todos esos cambios que se producen cuando dos pasan a ser tres, y aquella niña tan deseada es todo lo que querías pero echas de menos tu vida anterior. Y entonces los dos, la pareja, también pasa a ser tres, pero esa tercera no estaba invitada, así que decides alejarte y llevarte a la pequeña porque ella era tu sueño, y por eso ella vivirá durante años con una sola versión de la historia, pero las historias siempre tienen dos versiones y ella terminará descubriéndolo a través de una llamada de su hermana, porque sí, ella tiene una hermana. Y entonces ella no sabe si quiere saber o no pero siente que lo necesita y no sabe si perdonar, ni a quien hacerlo, y más importante aún, si debe personarse a si misma.
Todo lo bueno que leas de esta novela es verdad, y probablemente no encuentres a nadie que sea capaz de decirte nada malo.



Como si todo hubiera pasado, Iban Zaldua 

Una recomendación de esas de las que fiarte a ciegas, un prologo de Edurne Portela que era otra señal de acierto seguro y 42 relatos escritos entre 1999 y 2018 originalmente en euskera y por primera vez muchos de ellos traducidos al castellano (¡Gracias!).
Recuerdo que algunas criticas a Patria incluso a Mejor la ausencia, intentaban restarles  mérito porque habían sido escritos dejando pasar el tiempo, cuando todo estaba ya más tranquilo, como si por ello perdiesen valor dos tremendos libros que novelaban el conflicto vasco. Zaldua escribió la mayor parte de estos cuentos cuando "La Cosa", como él y sus amigos lo llamaban,  estaba aún presente. 
Hay episodios que te trasladan: yo, por ejemplo, recuerdo perfectamente estar preparando en Xivares el examen de Constitucional aquel fin de semana de julio del 97, recuerdo los días en que se reclamaba silencio en el salón de casa para enterarse bien de lo que estaban diciendo en el telediario, las conversaciones para buscar soluciones desde una mesa de bar,  pero todos mis recuerdos lo son desde la lejanía de mi paraíso astur. 
Encontraras relatos que se escribieron durante esos duros momentos, también en tiempos de esperanza y algunos pensando en las necesidades del futuro que obligan a mantener viva la memoria, para no caer de nuevo en los mismos errores, aunque ya se sabe que el hombre es el único animal que insiste en tropezar dos veces en la misma piedra. Ojalá hayamos aprendido lo suficiente.



Me he puesto las pilas, y esta misma semana publicaré otro post (no sólo no me voy sino que tengo pensando ir sacando del cajón de borradores algunos post, ¡pobre de vosotros!): los mejores libros de 2018 y algunos de mis deseos navideños, por si sirven de ayuda.