Es evidente que me he saltado un post en octubre, pero tengo una medio buena excusa. La nueva oportunidad que nos estamos dando el danés -el idioma- y yo, exige que parte del tiempo que dedico a la lectura sea en este idioma del demonio, del que sé que nunca me enamoraré como ocurrió con el italiano -el idioma- pero al que espero acabar cogiéndole, al menos, un poco de cariño, lo suficiente para que leer en él logre ser más un placer que una tortura.
He leído menos de lo que quisiera, de estilos muy distintos pero todos acertados. Como ya te dije, decidí hace tiempo que si un libro no me estaba gustando, no me impondría acabarlo, hay demasiados buenos libros por leer para empecinarse en terminar aquello que te está costando. No necesito leer sólo clásicos, ni grandes obras de la humanidad, ni los autores que todo el mundo recomienda leer, no necesito disfrazarme de quien no soy, si de algo estoy convencida es que la lectura es un placer y por eso sólo leo lo que me gusta.