GRACIAS a este último no verano danés no hemos ido a la playa, ni a la montaña, pero hemos tomado decisiones importantes, abandonado los lagos, disfrutado de la ciudad, pasado mucho tiempo entre cajas y maletas, recorrido muchos kilómetros, atravesado Europa, dormido en muchas camas distintas, ocupado espacios, buscado casa nueva en una ciudad por descubrir, intentado descansar y hemos pensado mucho en lo que supone volver a empezar.
He acumulado borradores, siempre pendientes de terminar.
He escrito listas, muchas listas, útiles y prácticas, pero también melancólicas y llenas de miedos (lo sé nunca conquistaré el mundo, dicen que eso es sólo para los valientes).
Hay notas duplicadas en el móvil, en el ordenador y en la libreta de turno: del contenido de cada caja, de cosas que quería hacer antes de irme, de planes que se quedaban pendientes, de lo mejor y lo peor, de lo fácil y lo difícil, de aquello que más iba a echar de menos, de aquello a lo que habrá que volver a acostumbrarse.
Algunas de esas listas acabaran ocupando espacio en este blog, estoy convencida.
Han sido tres meses desde la ultima publicación, no estaba planeado que coincidiese con mi último no verano danés.
No se acaban mis historias vikingas, seguirán presentes aquí y en We live here and there, compartiré este restart que está a punto de empezar con risas y algún que otro enfado, hablando de descubrimientos y reencuentros.
En una semana después de muchas idas y venidas, me despertaré en la nueva casa, me situaré y entonces como decía aquella película de José Luis Garci yo también haré eso de "Volver a empezar", mientras GRACIAS.
A los que estuvieron dando apoyo moral en la distancia.
A los que nos han regalado los mejores momentos, las mayores risas, la mejor compañía durante nuestros últimos meses vikingos.
A mi jubi, por ser nuestro ángel de la guarda danés.
A los que nos dejaron ocupar casa y almacenes llenándolos de cajas y maletas.
A los que aún estáis por aquí y no os cansasteis de esperar.