Pensando mediterráneamente

Tengo un problema. 
Tengo ganas de sol y buen tiempo.
Lo repito como un mantra, me canso hasta yo de oírmelo decir.
Miro el calendario, echo un vistazo por la ventana y pongo caras.
Pienso en el Mediterráneo, no en el de los barcos llenos de refugiados, ni en el que baña las cosas de Libia, Tunez o Palestina, pienso en mis rincones favoritos.

Uno de mis rincones favoritos del Mediterráneo

El finde hizo frío, 4 grados a mediados de mayo no debería ser normal, ni siquiera en Siberia (Gasteiz), ¿dónde ha quedado la primavera? Parece que le ha pasado como aquellas revueltas árabes que abrían telediarios y que poco a poco fueron dejando de ser noticia, tenía que llegar el 21 de marzo y a este paso acabara siendo eclipsada por la llegada del verano el 21 de junio.


El sábado vimos el festival de Eurovisión, no acerté ni una con mis previsiones. 
Los representantes españoles quedaron en un puesto "de mierda", que sinceramente creo que no merecían pero al menos imagino que ahora dejaran de ser objetos de criticas sin sentido. No era una canción para ganar pero lo hicieron bien, el resto: el orgullo, la bandera, el titulo de un libro, no tenían nada que ver.
Me gustó mucho la canción inglesa y me encantó la reacción de su intérprete cuando un estúpido se coló en el escanario.
Me gustaron muchísimo la francesa Merci y la de los representantes italianos Non mi avete fatto niente; las canciones tiene que poner música y hablar de lo que sucede.
Después siempre hay alguien que da el cante como los húngaros con su rock metal.
Los hubo, como los de Moldavia, dispuestos a trabajar a las órdenes de Jose Luis Moreno en uno de sus lamentables programas de variedades del sábado noche.
Tengo la extraña sensación de que Suecia lleva varios años marcándose versiones escandinavas de Justin Timberlake.
Chipre estuvo a punto de ganar, y a mi me parecía mucho artificio de luces y poco lerele.
La canción ganadora de Israel, ni chicha ni limoná, festivalera. 
El próximo año el festival Israel será el país anfitrión, Netanyahu ya ha dicho que se celebrará en Jerusalén, no sé porque se sigue hablando del festival de la canción, si hace años que se convirtió en el de la geopolítica. El primer ministro israelí no quiere perder la oportunidad de otorgar a la ciudad santa un estatus que no tiene (salvo para Trump, que va por libre) y aquí nadie dice nada. Seguimos esperando que Europa se pronuncie sobre los últimos ataques israelíes; se necesita una condena ya, pero aquí seguimos esperando.

Esta sí que fue la gran actuación de la noche!!

El domingo vimos Salvados, volvieron para recordadnos una vez más lo que sigue sucediendo en el Mediterráneo, el trabajo que siguen haciendo ya cada vez menos ONGs y la falta de interés que sigue demostrando la Unión Europea en buscar soluciones reales. 
El problema ya ha traspasado límites cuando el trabajo que deberían hacer los países miembros, lo están realizando voluntarios que terminan siendo acusados ante distintos tribunales nacionles y finalmente #condenadosasalvarvidas.
Durante el programa hubo un testimonio de un ciudadano de Ventimiglia, la ultima localidad italiana fronteriza con Francia, uno de los principales puntos de tránsito para quienes tratando proseguir su viaje hacia el norte, comentaba lo difícil que resultaba creer en Europa como algo más que unión económica cuando los países siguen más concentrados en sus fronteras individuales que en intentar encontrar las medidas que pongan fin a esta situación que sigue cobrándose vidas cada año y del que sólo salen beneficiados las mafias que trafican con estas fuertes mareas migratorias.

By Europa Press

A veces cuando quiero teletransportarme y no me sirve mi archivo infinito de cielos azules, entro en Airbnb y empiezo a buscar.
Al norte de Sicilia en una de las islas Eólicas encontré una casa de ensueño frente al Mediterráneo. 
Al sur de Sicilia, en Lampedusa, siguen llegando barcos llenos de esperanza, hasta que llegan a tierra y empiezan a perderla.

La mejor de mis suertes es que cuando pongo caras por el cielo gris, por las ganas de viajar más o por la luz lejana de unas vacaciones de descanso, tengo a mi lado a alguien que me recuerda siempre lo afortunados que somos, para que me olvide de mis caras y no pierda de vista lo verdaderamente importante.

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