Aquí, como mínimo, somos todos entrenadores

A mi me gusta el fútbol, y he tenido un pasado futbolero de esos de ir al estadio a animar al Real Oviedo, he empezado a ver con maridin un clásico en el sofá y hemos terminado viéndolo en diferentes habitaciones (a ver si el Alavés por fin nos une), me he puesto la camiseta de la selección para ver el partido y he visto los penaltis de la final en diferido porque me podían los nervios. 
Yo me he tragado con mi padre etapas y etapas de la Vuelta, el Tour y el Giro en la que aprovechábamos para repasar geografía. He ido a ver a Gorospe subir el Naranco, no sólo sabia que significa llevar el maillot amarillo o la maglia rosa, es que sabía quien iba a ganar el rey de la montaña por aquel maillot aflamencado.
Me sentaba con mi abuela a ver la gimnasia rítmica y soñaba con poder hacer algo de aquello (¡yo que estaba exenta de la mitad de los ejercicios en la clase de educación física!), si llegamos a pillar el boom de la sincronizada... ¡vaya juego nos hubiese dado a nosotras que éramos las mejores saltando juntas las olas!.  

Esta soy yo, la misma a la que le encanta leer, ponerse a escribir, ir al teatro o al cine. 



Somos un país de futboleros, plagado de entrenadores de sofá y deportistas de salón,  sabemos porque no entró esa canasta, la dirección que tenía que haber llevado el golpe para que entrase en el hoyo, la fuerza con la que se debía haber devuelto aquel revés y no tenemos equipo de curling para los juegos de invierno porque no nos lo hemos propuesto. 

Somos todo eso y mucho más, pero hay cosas que podríamos intentar cambiar.

Somos los reyes de los memes, los más rápidos en hacer chistes y bromas, hay que ver la que se lió con el nombramiento del Ministro de Cultura. ¡Qué alboroto! ¡Maxim Huerta, un tertuliano de Ana Rosa! 
Si Pedro (no Almodovar) buscaba para el casting del Consejo de Ministros un escritor, yo apostaba por Muñoz Molina, pero nos lo sirvió en bandeja y además con suspense hasta el último minuto.
Maxim es periodista, al menos yo lo recuerdo también de los servicios informativos; trabajó con una de las reinas de la mañana pero hacía mucho más que comentar el corazón (esa información que nadie ve); decidió dedicarse a escribir y ya tiene seis o siete novelas en el mercado, sólo he leído dos y puedo decir que son entretenidas tampoco esperaba que fuese el nuevo Cervantes; le gusta el cine y el teatro, de hecho tuvo un programa de viajes y cines en La1, pero oye no le gusta practicar deporte y además lo ha dicho, pecado capital en este nuestro país. 
Y claro que podría haber candidatos mejores. ¡Coño*, y también peores! Que parece que la mitad de la población de este país ha estado entre los candidatos al Nobel, tiene un Oscar en su cuarto de baño y una medalla olímpica colgada junto a la lámpara de la mesilla!

By Reuters

Otro tema: la radio en carretera.
En los viajes en coche los fines de semana tenemos un acuerdo tácito: a la ida se escucha la radio porque nos gustan los mismos programas y después yo elijo playlists y hago coros que maridin aguanta estoicamente, a la vuelta si es domingo la cosa se complica. 
Los domingos son días de futbol así que en la radio "cuesta" encontrar otra cosa, me toca aguantar a mi pero se me acaba haciendo bola, y al final por no aguantar mis caretos, acabamos con música y yo haciendo coros y coreos. 
No sé si alguien se ha parado a escuchar los programas deportivos, independientemente de la emisora, son una sucesión de comentarios fuera de lugar, de topicazos, de barbaridades y de comentarios machistas que no entiendo como nadie aprieta un botón y  corta la señal. 
Probablemente hace 20 años tenían el mismo contenido, lo digo porque yo me hice acompañar muchas noches de estudio por El Larguero. La diferencia está en eso de lo que llevo hablando tiempo: en ser conscientes del cambio, el que se produce y el que resulta necesario, como en este caso.
Se llaman programas deportivos y básicamente giran en torno a un único deporte, si me apuras a dos o tres equipos y para de contar, salvo el día que se gana una medalla o se llega a una final en cualquier otra disciplina, ese día se ceden un par de minutos de gloria a otros deportistas. Esto ya de por si debería ser suficiente para que a estas alturas hubiese un cambio en el contenido de su programación, pero repito... Si además te paras a analizar el vocabulario y las expresiones que se utilizan, es de apaga y vámonos. 

Oye pues no he visto ninguna broma al respecto, esperando estoy por los memes aludiendo a la vergüenza ajena de gran parte de ese contenido.

By Mark Cruz on Unsplash

Ya lo sé, ya lo sé, también se puede apagar la radio, no entrar en Twitter y hacer como si nada, pero yo... Yo no puedo y prefiero cometerlo aquí en mi muro de las divagaciones.

*Perdón por el exabrupto, una licencia en homenaje a Fernando Fernán Gómez.

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