Kilómetros de acantilados: Møn

Buenos días, 

Entre nosotras, el lunes después de un finde largo con cielos azules y temperaturas entorno a los veinte grados es menos lunes. 
Parece ser que estos vikingos han decidido secuestrar la primavera. Podría decirte lo mucho que lo siento y que voy a intentar convencerlos de que está muy feo hacer este tipo de cosas, por muy largo, oscuro y frío que sea el invierno, pero la verdad... es que yo sintiéndolo -no mucho-, por una vez y sin que sirva de precedente, los apoyo firmemente.


Gracias entre otras cosas a las bondades meteorológicas que estamos disfrutando, el sábado nos fuimos de excursión. Nos dejamos llevar por google y por nuestras no siempre acertadas decisiones y el resultado es el que te voy a contar. Te adelanto que nosotros tenemos un master en no estar muy acertados... o no, depende como lo mires.



El destino estaba claro: los acantilados de Møn, en una pequeña isla del mismo nombre situada al sur de Sjælland -la isla en la que se encuentra Copenhague-. Una excursión de poco más de una hora y media en coche.
Habíamos visto tantas veces fotos que sabíamos que reconoceríamos el lugar nada más llegar, así que después de preparar el picnic, nos metimos en el coche y directamente busqué en el Google maps: Møns Klint. Y nos dejamos guiar...
¿Leiste la noticia en la que una mujer belga camino del aeropuerto aparece en Zagreb siguiendo las indicaciones del GPS? ¿Te has reído y pensado cómo podía ser posible? Bueno pues te diré que nunca, nunca más pensaré que algo así es imposible, afortunadamente para nosotros la confusión nos llevo a poder disfrutar de los acantilados desde muchas otras perspectivas, a hacer grandes descubrimientos y muchos más kilómetros a pie de los que pensábamos.


Te diré que el error fue totalmente humano, yo, y sólo yo, escribí Møns Klint en el navegador y decidí cual era nuestro destino, como además cuando llegamos había otros coches aparcados tampoco se nos paso por la cabeza que nos hubiésemos equivocado. Sobre el mapa, no parecía que estuvisemos muy lejos, debo decir que no estamos hechos unos grandes exploradores, así que decidimos meter en la mochila únicamente bebida y que de vuelta al coche ya decidiríamos donde realizar el picnic.
Nos pusimos a caminar sin saber que estábamos atravesando el valle conocido como "Jydelejet", muy verde y muy bonito, pero nosotros lo que queríamos ver eran los acantilados. Llegados a cierto punto, comenzamos a divisar el mar con unos colores realmente espectaculares pero había que decidir hacia donde ir, y está claro que Dora la exploradora no nos querría en su pandilla. Elegimos el camino más dificil, no hacíamos más que subir y aunque veíamos los acantilados porque el camino iba prácticamente al borde del precipicio, no encontrábamos ninguna forma de acercarnos al agua. 
Estaba claro que algo no iba bien, así que descendimos de nuevo al valle y volvimos a llegar al cruce que antes nos había llevado a aquellos caminos de cabras, y esta vez, decidimos ir hacia el lado opuesto, a ver si había más suerte. Resultado: apenas 500 metros más adelante, algo así como unas angostas escaleras que parecían llevar directamente hacía la playa. Bajamos y disfrutamos, yo no pude evitarlo y tuve que comprobar la temperatura del Báltico pero aún había algo que no cuadraba, apenas había gente y en un día soleado como aquel, aquello era muy, muy raro.




Todo lo que sube baja y evidentemente había que volver hacia arriba... Quiero hacer aquí un inciso y declarar que el sábado correspondió, calculo arriba, calculo abajo, a dos meses de gimnasio.
Deshicimos todo el camino, fuimos al coche a buscar nuestro picnic y decidimos quedarnos por el valle a descansar. Claro que no tuvimos en cuenta que en los valles daneses como en los asturianos o en los cántabros, lo que abundan son las vacas. Huir, cuando las veíamos más o menos cerca no parecía necesario pero cuando una de ellas sólo hacía que caminar hacia nosotros, ¿mejor recoger los bártulos, no?


Después de esta aventura, nos metimos en el coche y pensamos en conocer un poco más la zona porque la verdad es que el paisaje invita a disfrutar del road trip y así de repente llegamos hasta una señal que indicaba "Liselund Slot Park". Ya sabes que a mi lo de "slotear" me va mucho y allí que nos fuimos... 
Y hasta allí teníamos que habernos ido directos a hacer nuestro picnic!! Se trata de un maravilloso parque con lago incluido abierto de forma gratuita de mayo a septiembre, dentro del mismo se encuentran distintos edificios y un pequeño hotel que hace las veces de café restaurante. Allí, si que hubiéramos podido descansar sin necesidad de estar pendiente de ningún amigo rumiante!!





Podríamos haber decidido tras este descubrimiento, coger el coche y visitar el pueblo de Møn que de pasada nos había parecido que merecía una visita, pero fuimos a dar con un cartel que indicaba "GeoCenter Møns Klint", algo que para ser sincera yo ya había visto cuando la primera vez había buscado en el navegador pero que había desechado porque aquel nombre me sonaba muy técnico.  Aún así, y ya puestos, allí nos fuimos sin mucha confianza, sobre todo viendo aquella carretera que parecía más una "caleya" de tierra a medio construir en medio de un bosque frondoso. 
Pero claro, cuando llegamos allí, lo entendimos todo... aquello a pesar de ser ya media tarde estaba plagado de coches, había todo tipo de servicios (parking de pago, restaurante, cafetería, parque infantil, tienda de souvenir, etc.) y sobre todo, unas escaleras de 1 km bastante verticales pero mucho menos abruptas que te volvían a llevar hasta el mar.





Y todo esto fue el sábado, me he saltado nuestros planes de el viernes y el domingo, pero claro es que tengo miedo que blogger me escriba para imponerme algún tipo de limitación en la extensión de mis posts.
Así que hasta próxima entrega, decirte que a pesar de lo mucho que me sacan de quicio las tierras vikingas, luego llegan los días azules y este tipo de descubrimientos y casi parece que les cojo un poco de cariño. 

6 comentarios

  1. Jajajaja, esa vaca no era muy de fiar!!

    La verdad es que el perderse valió la pena!!

    Un besito de las frias tierras de Mordor

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    1. Esas vacas van de hipares pero llevan un Miura dentro;)
      Tranquila por lo del tiempo, para mañana ya dan bajada de 10 grados, os devolvemos el sol y nos quedamos en el congelador.
      Besines dede Dinamarca

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  2. Jajaja, me ha encantado el post. Aunque creo que a pesar del ejercicio mereció la pena que os perdierais. Así sin nadie esos paisajes merecen muchísimo mas la pena, no? Y la aventura con las vacas no os la quita nadie ;)

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    1. Totalmente, por una vez y sin que sirva de precedente, perderse mereció la pena, vaca hipster incluida.
      Besines desde Dinamarca

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  3. Creo que tanto contratiempo mereció la pena con ese solazo y esos paisajes tan preciosos ;)
    ¡Besotes!

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    1. Lo del sol es determinante porque lo necesitábamos y lo de perderse, al menos esta vez, ha merecido la pena.
      Besines desde Dinamarca

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