Instagram mi fuente de divagación preferida

Estos días circulaba por Instagram, bueno para ser más exactos lo hacía en Stories, seguramente por eso de que en 24 horas las imágenes y videos desaparecen, un reto para compartir la primera imagen que habías subido a la red.

Nadie me reto pero fuí hacia atrás y llegué hasta el 3 de septiembre de 2012, una foto borrosa, con filtro, marco y texto (no podía poner más cosas!!). Era la última mañana juntos en nuestra casa de Oviedo antes de que él cogiese un avión rumbo a Copenhague, era el pistoletazo de salida para una nueva aventura. Probablemente hoy no volvería a subirla, un primer planazo tan brutal, aunque alguno más hay todavía por mi galeria, porque a lo hecho pecho y no he sucumbido a la idea de borrarlas; cada foto ha tenido un porque, así que como no soy yo mucho de renegar de lo que hago, ahí siguen imágenes que no volvería a compartir.

El caso es que, ante la idea de empezar una nueva etapa, me pareció interesante abrirme un perfil. Lo usé de manera muy irregular y un poco sin saber, esto es, yo subía la foto y punto, no seguía a nadie, no buscaba nada. Pero hubo un día, meses después, en el que me dí cuenta que se había convertido en un descanso de la rutina y en una magnifica forma de no sentirme sola. La soledad dicen que es buena siempre y cuando sea buscada, pero es una terrible compañera cuando viene impuesta. 


By unsplsh


A partir de ese momento, Instagram fue ocupando más y más espacio en mi día a día; porque sí, estar pendiente te lleva tiempo, cada uno elige cuanto, así que si "no te da la vida" quizás deberías repensar como organizas tu tiempo. Me vas a perdonar pero es que cada vez que oigo a alguien decirlo, pienso en que yo cuando estoy ocupada, sola o en buena compañia, por vocación o por obligación, no me acuerdo ni de redes ni de nada, y  cuando estoy enganchada al teléfono lo que me pasa es justo lo contrario "que me sobra vida". 

Volviendo a aquel momento del click, yo creo que fue el mismo en que el que surgierón ganas de aprender y de mejorar (por lo menos a centrar la foto, a no ponerla torcida, a prescindir del abuso de filtros, a girar el móvil y ponerlo en horizontal); se fuerón muchas de aquellas vergüenzas que me impedían abrir esta otra ventana y ponerme a escribir; me convertí en una persona afortunada y tuve "una suerte pequeña" y conocí a personas de esas "mejores que yo, más generosas y más compasivas, de esas que valoro por todo lo que me enseñan, a las que escucho y en las que confío" (versión alterada de uno de mis libros del año: Tan poca vida), también surgieron oportunidades de poder compartir charlas cara a cara con otras muchas, a las que de otra forma, no hubiese podido conocer, de las que disfruté y aprendí siempre algo. Muchas cosas buenas trajó aquel click.


By unsplash
Ahora, después de meses oyendo quejas sobre el algoritmo, sobre el uso de practicas fraudulentas, sobre la falta de aquella chispa de los primeros momentos, he tenido en más de una ocasión ganas de cerrar esa ventana, pero me sigue gustando compartir aunque me horrorice la dictadura de la felicidad que se ha instalado y ha venido a falsificarlo todo un poco.

Todos pensamos mejor la foto y el texto; muchos han sucumbido a la idea de perfección que trasladan algunas cuentas y se han olvidado del clásico "nada es lo que parece"; hay quien se ha engañado e incluso inventado nuevos palabros (instaamigos, instafamily) cuando los amigos son los amigos y la familia es la familia, y salvo que tengas un corazón como una plaza de toros, no todo el mundo puede acabar formando parte de ese pequeño círculo, no pasa nada, tambián hay conocidos a los que quieres pero no tienen porque  llegar a formar parte de tu intimidad; y lo más triste, el like le ha quitado el puesto al sol y todo gira en torno a él... Como leia hace unos días "ser el que más likes tiene, es como ser el más rico en el monopoly". Bajo el paraguas de esa mentira, muchos quieren ser fotógrafos, escritores, content curator, comunity manager, sacarle algún partido sí o sí, y a mi me sobra tanto desarrollo profesional y me empieza a faltar espontaneidad y una mayor dosis de realidad, con fotos bonitas y textos cuidados pero compartidos porque si, sin ninguna otra razón que eso de #comunityfirst.

Esto es lo que me pasa, cuando estoy sola, me sobra la vida, y en lugar de ponerme a leer un libro o cotillear Instagram, me pongo a divagar.


6 comentarios

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    1. En el fondo somos una mayoría silenciosa la que debe pensar parecido.
      Besines from Denmark

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  2. No puedo estar más de acuerdo contigo, parece que todo el mundo tiene una vida súper guay y todos sus días están llenos de flores y desayunos bonitos. Como dices, está bien cuidar las fotos y los textos, pero las fotos (y las vidas) espontáneas también molan, ¡y mucho! :)

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    1. Creo que en general necesitamos un poco más de sentido común.
      Besines from Denmark

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  3. Ay, esas primeras fotos, yo pensaba que IG era una aplicación de retoque fotográfico y que no se publicaban en ningún otro sitio que el carrete de mi móvil!!! Así de ihnotabte era... me llevó un tiempo descubrir que cualquiera podía acceder a ellas, pero al margen de la dictadura de los likes (a mí cada día me dan más igual) yo me quedo con las maravillas que puedes descubrir, co seguir las vidas de personas que viven lejos :-) o ver fotos cada día de la ciudad que dejaste...y aunque no todo es lo que parece, sin duda, (he visto a top bloggers tardar dos horas literales en hacer La foto de un bizcocho) hay mucho bueno, quedémonos con ello y dejemos los logaritmos para los matemáticos ☺☺☺

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    1. Eso hay que hacer quedarse con la parte buena, que la tiene y es fantástica.
      Besines from Denmark

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