Drøbak: Mucho más que una visita a la Navidad en abril

Cuando llegamos a Oslo y salimos a callejear una de las primeras cosas que nos llamó la atención era la cantidad de españoles con los que nos ibamos cruzando. A mi que me cuesta bien poco fabricarme mis propias teorías, rápidamente se me ocurrió que tal fenómeno podía deberse a alguna de las siguientes dos causas: una, Norwegian había sacado muy buenas ofertas para intentar compensar el gran número de nórdicos  que vuelan al sur ávidos por deshacerse de capas de ropa; o dos, que ahora que las temperaturas habían pasado a ser razonablemente tolerables, esos sufridores padres de Erasmus se habían acercado a visitar a sus polluelos, eso sí, abrigados para poder embarcarse en cualquier barco destino a un campamento polar (Nota: cuando te fijas en estos detalles de cómo van vestidos los turistas españoles es cuando te das cuenta del significativo avance en tu adaptación al Norte porque tú ya llevas menos capas y cuando ellos te oyen hablar español ves en sus caras la expresión de “pobrecilla se ha líado al hacer la maleta y no se ha traído más abrigo, ésta vuelve con pulmonía!!”, y claro, no es cuestión de explicarle a los desconocidos que para ti la primevera llega cuando nos vamos acercando a los 10 grados).   



El caso es que yo tengo una manía horrible y es que cuando por ejemplo voy sola en un medio de transporte o estoy esperando en una cola, tengo que ir escuchando música o inevitablemente me entero de la conversación de los de al lado (que también es porque tengo un punto cotilla, pero prometo que prima mi oído agudo). ¿Por qué cuento esto? Pues porque cuando nos montamos en el ascensor para poder disfrutar de las vistas de Oslo desde el Homenkollen, como sufro un poco con las alturas, cerré los ojos para no caer redonda y oí claramente a una madre española que se veía que había preparado bien el viaje: después de aquí, tenemos que ir a comprarnos los billetes de tren para visitar Drøbak que os va a gustar mucho … ” Yo me quede con aquel nombre y en cuanto pille wifi… ahí que estaba!!


La verdad es que cuando metes el nombre en san Google las primeras referencias son a la oficina postal de los duendes ayudantes de Santa Claus, y claro aunque queda algo de nieve por la ciudad y mucha en las montañas, tú miras el cielo azul y piensas el contrasentido de visitar el pueblo únicamente por esa razón. (Aunque evidentemente la visitamos porque ya que estás allí…)



Pero Drøbak es en realidad mucho más que eso. Nos encontramos con un pequeño pueblo pesquero noruego que merecía la pena visitar, pasear por el puerto entre esas grandes piedras grises típicas de esta costa que perfilan los fiordos (a mí me recordaban a la historia interminable, pero esto no lo tengáis en cuenta porque yo tengo una gran imaginación e igual no hay ningún parecido), o disfrutar de los detalles como la casa frente al puerto que tiene en su fachada un mascarón de proa o la plaza con todos esos árboles abrigados porque el invierno ya se sabe es muy duro.





Así que imagino que a estas alturas, si alguno le da por visitar Oslo espero que no descarte acercarse hasta Drobak (decía la madre española del ascensor que en tren se tardaba algo así como una hora) y si tienes suerte además podrás ponerte fino de langostinos en el puerto (esta parte no pudimos hacerlo por ser día festivo, y bien que me hubiese gustado).


Ahora ya sólo queda hablar de nuestros aciertos y errores en Oslo, pero lo dejo para otro capítulo ;)


8 comentarios

  1. Qué bonito!!! Enamorada me hayo!
    Suerte a tu oído fino y a tu memoria que os hicieron ir...en Navidad debe ser mágico, pero ahora con solete estupendo.

    Espero mas aventuras!

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  2. Es totalmente mágico...como entrar en un cuento!

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  3. Me ha encantado ese es un "pueblito bueno" en el norte. Vuestro viaje ha estado lleno de lugares bonitos.

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    1. La verdad es que fue mucho mejor de lo que esperaba!!
      Besines

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  4. Hola,
    Que poco original voy a ser pero es que no se me ocurre mas que decir que es una maravilla, que que cuidado esta todo y que ganas de visitar mundo que me entran con tus fotos. Sigue aumentando mi lista, madre mía ya no tengo edad de Erasmus y aun así lo necesito para poder turistear por todos los sitios que nos enseñas. Voy a ver si mis hijos lo consiguen y con la excusa de ir a visitarlos.....
    Besines

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    1. Ay Rosana, que te veo animando a los niños: "chicos Oslo es una gran opción para hacer el Erasmus" y dentro de veinte años alguien escribirá un blog en el que dirá que llego hasta Drobak gracias a una madre española que se habia prepararado muy bien la visita!!! Jajaja
      Besines

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