Agosto tiene la culpa

Hola? Hay alguien ahí?

He vuelto así de repente, un martes, después de incumplir aquello que te había dicho, aquello de que no habría vacaciones en agosto, que únicamente me tomaría los lunes de descanso... Después de todo eso, resultó que al final hice lo contrario y de un día para otro desaparecí.

Fuente: www.justicefergie.com

Lo siento.

Yo si estuviese en tú lugar también pensaría que lo primero que debería hacer, antes incluso de enumerar las razones de esta desaparición, es pedir perdón.

Lo siento.

¿Estoy perdonada? Podemos seguir allí donde lo dejamos, o más bien podemos empezar con una de mis divagaciones y poco a poco volver a tomar nuestros cafés de los viernes, descubrir planes, sitios y lugares... 

Te prometo que no fue algo planeado pero igual que me quejé amargamente del tiempo horrible que había hecho durante los meses de junio y julio, lo enfadada que estaba por haber tenido que cambiar varias veces los planes y quedarnos sin vacaciones (de las de verdad) y pensar en el sufrimiento que supondría ir sacando la ropa de otoño mientras IG se llenaba de playas y cielos azules.... Pues después de todo eso, va y resulta que Agosto nos trajo la luz.

Hasta ahora habíamos pasado dos veranos en tierras vikingas, y esa experiencia nos decía que si había alguna posibilidad de disfrutar del verano danés, esa se concentraba en el mes de julio. Pero este año sólo tuvimos cielos grises y la sensación de habernos equivocado respecto a nuestras vacaciones, personalmente me empezaba a pesar demasiado.

Y esa luz que comenzó a llegar en los últimos días de julio y se ha mantenido en la mayoría de los de agosto, es la razón por la que desaparecí. Me apetecía y necesitaba disfrutar de estar en la calle, olvidarme de los vaqueros y la manga larga, olvidar el calzado cerrado y andar todo el día en sandalias, quería llevar mi ebook en la bolsa y dedicarme a la lectura bajo los rayos del sol, en la playa, en el lago, en alguno de los parques de la ciudad, en el tren... 

También me toco la loteria, o así lo veo yo, y aquellas "Cosas que pasan en Helsinki" se han trasladado a tierras vikingas, con la suerte de que esta vez podré estar cerca para vivirlas. 

Fuimos anfitriones de amigos llegados desde Berlin, porque las redes sociales tienen estas cosas y es que acortan las distancias.

Vivir lejos de tu casa, hace que encontrar alguien con quien compartir planes, inquietudes, conversaciones, risas sea equiparable a la sensación que deben sentir los agraciados por el gordo de Navidad, y así es como me siento ahora.

Decidí dedicarme a disfrutar de la buena compañía, ya sabes que eso (la buena compañia) es para mí esencial, capaz de transformar un lugar, de sellar un recuerdo en la memoria.

Y además en este mes, descubrí que la Riviera danesa no era un mito, y encontré mi playa favorita al norte de la isla, en Hornbæk, una playa de arena blanca perfecta para dar largos paseos, para disfrutar de esos momentos de lectura, para pegarme baños estupendos, para recolectar conchas como hace años hacía durante los veranos en compañía de mi abuela.

Estas y no otras son las razones de que me fuese sin avisar, de que incumpliese lo que te había dicho. Pero el final de agosto también trae la rutina, en mi caso una rutina que todavía estoy por ver si se instala completamente y en la que, por supuesto, volverán a estar muy presentes esos momentos frente al ordenador para poder compartirlos contigo.

Gracias por volver a venir a hacerme compañía.