Lee lo que te gusta - Octubre

Me gusta leer, me gusta ir al cine, me gusta ver series, me gusta ir a conciertos, me gusta hablar por teléfono, me gusta dejar audios de whatsaap largos, me gusta skipear, me gusta pasear por lo conocido y turistear por lo desconocido, me gusta comer y también cocinar, me gusta estar acompañada y me gusta disfrutar de momentos de soledad, me gusta tirarme en el sofá y no hacer nada, me gusta despertarme antes de que suene el despertador y también quedarme remoloneando en la cama... Me gusta hacer tantas cosas. 
Me gustaría tener tiempo para más, poder teletransportarme, hacer esto y aquello a la vez, a veces, estar en dos sitios al mismo tiempo para no tener que renunciar. 
Y mientras voy haciendo lo que me gusta siempre que puedo.


El tiempo es limitado, deberíamos leer por placer, cuando podamos, lo que queramos, deberíamos olvidarnos de hashtags, debería importarnos un pimiento el número de libros que leemos a la semana, al mes o al año. 
Lo único que debería importar es disfrutar del tiempo de lectura. Mejor calidad que cantidad, una verdad casi irrefutable para muchas cosas, también para la lectura.

Cosas que me dan miedo

Llevo días con una tos horrible, estoy buscando representante que pueda negociar mi participación estelar en el nuevo anuncio de jarabe contra la tos. Mi desesperación me ha llevado a seguir a rajatabla los remedios telefónicos de mi madre, alimentarme a base de sopas y platos de cuchara, abrigarme por encima de mis necesidades, untarme Vicks Vaporub hasta ahogarme  de su perfume, y por último, loca por dormir, he cortado una cebolla y la he depositado en mi mesilla esperando el milagro.


No ha habido multiplicación de panes y peces, de momento todo sigue igual. Podría haber salido del trabajo y asistir a alguna fiesta de Halloween  sin necesidad de maquillaje para pasar por un personaje de Walking Dead.

No tengo puente, y además también me toca trabajar el sábado, si estas 24 horas de descanso tampoco sirven, subiré el caché que estaba negociando, puede que sea hora de que jubilen al abuelo del Iniston.

Con este panorama y de Rodríguez en casa, sin nadie que cuide de mí, me he puesto a teclear/divagar en esta noche terrorífica sobre miedos, ¿sobre qué si no?