Estar en Babia


Geográficamente, comarca leonesa que limita al norte con Asturias.

Como expresión, alude a una persona despistada, ensimismada, distraída.
Parece ser que los reyes de León pasaban largas temporadas durante el verano relajándose en su palacio, olvidándose de sus obligaciones, y así, si no querían dar audiencia, aludían a que "estaban en Babia".

Yo he estado visitando a mis padres en su retiro babiano, reencontrándome con la familia y con muchos recuerdos ...





El caso es que iba camino de Babia pensando en descansar, sin intención de moverme mucho, dispuesta a tener largas conversaciones y partidas de cartas sentada en el escaño de la cocina, y con la idea de disfrutar de algún buen libro en el jardín mientras veía pasar las vacas.
Luego la realidad también te regala noches de sueño a medias escuchando cada campanada repicar con siete minutos de retraso, acabas levantándote cada día para ir a la panadería (a parte del bar no hay mucho más sitios a donde ir, salvo que te tires a caminar al monte), intentas bañarte en la nueva piscina (pero este año que el Cantábrico tiene temperatura Mediterránea aquel agua se parece más a una poza del mar del Norte), te lías con el chalk paint (aliado perfecto de los pocos manitas con ganas de cambios) y comes mucho más de lo que tu cuerpo necesita.



Esos días de vida rural 1.0 pero con fantástica cobertura (salvo en determinados teléfonos) han dado para muchas conversaciones, reflexiones y algún aprendizaje.

Por ejemplo, llevo toda la vida pensando que se decía alpacas y resulta que son pacas, ahora redondas, de esas que te habrás cansado de ver en fotos.
El trabajo de recoger la hierba se ha mecanizado muchísimo, pero veo un gran sacrificio poco recompensado mantener vivo el mundo rural, son madrugones independientemente de si es martes o domingo, si es festivo o laborable, mucho esfuerzo físico y una dependencia absoluta de las condiciones meteorológicas. Después llegamos los urbanitas a pasar unos días y nos las demos de saberlo todo porque en algún sitio lo hemos leído y las influencers de turno a hacerse fotos en esos rulos de hierba que alimentaran al ganado cuando llegue el invierno. Vivimos en realidades paralelas.




Admito que nunca me han gustado demasiado los animales, de primeras tengo miedo a los perros y desconfío de los gatos. Lo que pasa es que los perros, los mastines de la zona, no son animales de compañía de humanos, a quien realmente acompañan es al ganado, vacas, ovejas o cabras, y salvo que intentes llevarte una o acercarte donde no debes, ni te miran. Así que he llegado a la conclusión que los perros que viven en entornos rurales deben contar con muchos menos caprichos que los de ciudad pero son mucho más leales. Así que he podido salir a pasear sin miedo, e incluso el día que me crucé con una urbanita de vacaciones paseando a su perro con correa por el pueblo, me regalo un gran momento, a veces no lo sabemos pero fuera de contexto damos un poco de risa.





Irremediablemente me seguiré asomando por encima del muro para ver patios y balcones, lo hago allí donde voy, independientemente de si hay semáforos o no a mi alrededor, porque soy de naturaleza curiosa, pero la realidad es que lo que a mi me llama la atención, otros están cansados de verlo, a excepción de mi madre para la que todo ha pasado a ser fotografiable un poco a lo loco, sin pensar mucho en la composición, o si hay o no suficiente luz, pero es que ella guarda recuerdos que comparte con nosotros y admite que haya criticas y nadie le regale un corazoncito.




Intentaré acordarme más de lo sencillo que es disfrutar de la conversación y de la discusión, de las charletas sentados en el banco, en la plaza de la fuente, sin que nadie tenga que decirme  "¿qué haces todo el día con el móvil en la mano?".





Y sí, la verdad, como canta Sidonie "Nunca podría vivir en el campo -pero puedo y debo hacer más visitas- Yo quiero neurosis y supermercados -aunque pueda y deba vivir con un poco menos de cada- El tráfico lento me calma y me ayuda a pensar -esto sólo es medio verdad-."




Y ya, para ir cerrando, alguien me preguntó en stories mientras estaba allí, que dónde andaba exactamente, pérdida por Babia contesté, porque hay los suficientes pueblos dispersos como para perderse y además evitar dar una ubicación concreta que no es mía porque sólo estaba de visita en el retiro de mis padres; pero sí me atrevo con una recomendación, porque ha sido un redescubrimiento, no dejéis de visitar Riolago de Babia, un pueblo muy Pinterest (esto igual anima a alguno), visitad el Palacio de Quiñones y no os vayáis sin parar en la panadería (pan de pueblo pueblo, unas empanadas por encargo que quitan el sentido y las míticas pastas babianas) -no hay pérdida porque está bien indicada-.


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