Pasar ganas sin pasar hambre

Siempre llega un momento, bueno varios, en que la vida te pone en tu sitio si antes no lo ha hecho el espejo porque te has estado mirando con los mismos ojos que te miraba tu abuela, y si tampoco lo consiguió la bascula a la que por supuesto no hacías caso porque eras una chica de letras a la que los números no le atraían en absoluto. 

En mi vida ese momento llegó hace casi un par de meses, así que he pensado compartirlo por puro desahogo
Mi blog, mis historias, mis divagaciones, mis desahogos.

Mercado Da Ribera Lisboa
Yo hubiese dicho que estoy a dieta, bajo la supervisión de una nutricionista. 
Ella, mi domadora, como la denominaría Lo, diría que estoy aprendiendo a comer bien. 
Y hambre no paso, pero ganas…. Los primeros días si no soñaba con dejarme llevar en los pasillos ahora prohibidos del super, debió faltar poco.

Lee lo que te gusta - Marzo

Una de las primeras cosas que hice cuando empezó el año fue, calendario en mano,  ponerme a ver cuando había puentes, que puede parecer una tontería pero recuperar los fines de semana largos y de forma repartida a lo largo del año está en mi lista de cosas top de haber abandonado tierras vikingas.


Probablemente pensarás que qué tiene que ver esto de los puentes con la lista de los libros del mes de marzo, pues muchísimo.
Para empezar la semana santa en Euskadi implica cinco días festivos y eso por mucho turisteo que hagas te deja más tiempo para dedicarle a la lectura; ya veréis como abril, con el mismo número de días no me cunde tanto.


Hay lecturas para casi todos los gustos, eso sí, sin dramas, que todavía no tengo el cuerpo.

Carta al entendido de las isobaras

No tengo su dirección exacta y ponerme romántica escribiéndole un mensaje en una  botella que podría haber lanzado al Cantábrico no he terminado de verlo suficientemente efectivo, porque, entre otras cosas, con el oleaje, resulta imposible saber con seguridad que iba a llegar a sus manos.



No he podido sin embargo evitarlo. 
Agua, de jueves a lunes, ni un mísero huevo frito, solo nubes y gotas predijo en cada mapa que se colaba en los televisores o en las pantallas del móvil,  pero se equivocó y yo tenía que decírselo aunque fuese en forma epistolar con poca probabilidad de que algún día llegue a leerla.